Casas Consistoriales de Santa Cruz de La Palma, magnífico ejemplo de arquitectura civil renacentista. Tras el incendio de 1553, se inició su construcción en 1559 y se acabó en 1567. |
Como me viese embarcado en San Lúcar, llegamos a la Isla de la Palma yo y mis compañeros en 15 días de navegación, y todos con salud y a salvamento, a Dios gracias. Y luego un mercader rico de aquella ciudad llevó los tres personajes de Santo Domingo y les dio una casa suya en que se hospedasen, que estaba pared en medio de la de su morada. Y allí los regalaba y enviaba cabritos y conejos que comiesen, de que aquella Isla es muy abundante, por tenerlos por amigos para lo que en Santo domingo se le ofreciese, que, al fin, quien siembra, coge.
Habiendo un mes, poco más, que residíamos en la Palma, sucedió que Luis de Ángulo, como mozo y poco prudente, no teniendo cuenta con el buen hospedaje y acogimiento que el mercader que los llevó a su casa, comenzó a hurgar y escarbar las tablas que dividían la una casa de la otra, para poder hablar con una hija de su huésped, de ocho que tenía, todas ellas buenas mozas y que estaban ya casaderas. Y no pudiendo de otra manera, hizo con una barrena un agujero por entre una y otra tabla, y después con un cuchillo lo fué rompiendo tanto, que se veía todo lo que pasaba en el aposento de las doncellas y se podía hablar holgadamente.
No pudo el negocio estar tan secreto que el padre a pocos días no lo entendiese; y disimulándolo mucho, ordenó que un día de entre semana las hijas todas se vistiesen y aderezasen lo mejor que pudieron, y las sacó a la sala y asentó en sus cojines y estrado por su orden, enfrente de las ventanas, por que se dejasen mejor ver. Y sacando allí un clavicordio, que algunas dellas tocaban muy bien, hizo llamar a un maestro que las había enseñado a danzar.
Y sin que hubiese otra persona alguna, porque la madre había tres años que era difunta, pasó el mismo padre a la otra casa donde estaban los huéspedes y yo con ellos y Juan de Gudiel, que venía por Gobernador a Jamaica, y había venido en nuestra compañía y habíamos comido todos juntos aquel día.
Y estando ansí todos juntos, que habíamos acabado de comer, llegó el mercader y nos suplicó nos llegásemos todos con él hasta su casa para honrarlo en cierto negocio que se le había ofrecido. Levantámonos luego todos y lo pusimos por obra con mucha deligencia, como la razón y buen hospedaje lo requería, y subidos que fuimos, entendimos que quería desposar alguna hija, y nos asentamos y comenzamos de mirar las mozas, que de antes viamos por cantimplora, muy a nuestro placer y de popa a proa, por beneficio de las ventanas que en frente estaban.
Habiendo, pues, estado un poco suspensos, que no determinábamos qué misterio fuese aquél, comenzó el danzador, tocando la una dellas, demostrar sus habilidades, y danzó escogidamente. Y luego las fué sacando todas una a una y danzando con cada cual, una, dos y más danzas, todas ellas diferentes, con mucho primor y sin errar punto. Danzaron después todas juntas la Hacha con tanta desenvoltura, que era cosa de ver. Y por remate bailó la menor dellas un Canario, con tantas diferencias y armonía, que afirmaron todos aquellos señores que en la corte de donde venían no habían visto cosa semejante.
Acabóse la fiesta cerca de la oración, y levantándose el padre, se vino a nosotros y nos dijo:
—¿Qué les ha parecido a Vuestras mercedes mis hijas?
—Muy bien, señor, y que pueden ser damas de la Reina, y lo merecen.
—¿Viéronlas y notáronlas bien todas, de pies a cabeza?
—Muy bien, por cierto, y llevamos qué contar para muchos días de lo bien que lo hicieron.
—Pues suplico a Vuestras mercedes no me hagan más agujeritos en la casa; sino cuando las quisieren ver, vénganse aquí, que ellas saldrán todas y los servirán y harán lo que les quisieren mandar.
Juan Mendez Nieto era de orígen portugués y probablemente descendiente de judíos, ambas razones suficientes para negarle la entrada a "Las Indias" a las que viajaba. Tras ir ejerciendo su profesión de médico por diversas ciudades de la península y casarse contra la voluntad de sus padres con una joven noble sevillana, se embarca hacia América pasando por La Palma, probablemente para eludir controles. Su obra, "Discursos Medicinales" cuenta sus aventuras, entre anécdotas y diario médico.
Bibliografía
Más sobre este personaje en:- Marcel Bataillon, "La Isla de La Palma en 1561. Estampas Canarias de Juan Mendez Nieto". Traducción de Josefa Sánchez. Instituto de Estudios Canarios, La Laguna, Tenerife, 1987.
- Domínguez Bordona, Jesús, "Discursos Medicinales" del Licenciado Juan Méndez Nieto [libro segundo. Discursos 1 a 5] [III] [Continuación] / J. Domínguez Bordona Boletín de la Real Academia de la Historia. Tomo 108, Año 1936 Alicante : Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2012 http://www.cervantesvirtual.com/nd/ark:/59851/bmcng5b0